Por @Gastunba y @Sergiomp12
Dieciséis campeonatos de la NBA, treinta y un títulos de conferencia, veinticuatro miembros pertenecientes al Salón de la Fama contando a entrenadores y jugadores, once números retirados. Todo esto se resume en un solo calificativo: Grandeza. Y en un solo sustantivo: Los Ángeles Lakers.
El equipo nacido en Minneapolis, y mudado a su lugar en el mundo, Los Ángeles, estuvo destinado a la grandeza desde sus comienzos. Líderados por el primer gran jugador dominante de toda la historia de la liga, George Mikan, los Lakers, en ese entonces de Minneapolis, consiguieron 4 títulos en los primeros 5 años de vida la NBA.
Luego de este gran comienzo, conocería a los que serían los rivales de toda la vida (y responsables de una racha horrible de temporadas sin campeonar): Los Boston Celtics.
Sin embargo, y pese a más de una década de frustraciones, porque claro, en Lakers no campeonar es sinónimo de frustración, el equipo ya establecido en Los Angeles, llegó a las finales del 62, 63, 65, 66, 68, 69 y 70, con jugadores de la talla de Jerry West, Elgin Baylor y el mismísimo Wilt Chamberlain, antes de volver a ser considerados como “World Champions” en el 72 -obteniendo esa temporada la mejor marca de temporada regular de la historia con 69-13 que luego sería batida en el 96 por los Bulls de Jordan-.
Es decir, en una etapa considerado por los historiadores como mala, debido a la cantidad de años sin campeonar, el equipo púrpura y oro llegó a 7 finales. Si, 7. Más que 25 franquicias en toda su historia. Si, así como lo leíste: En una etapa mala, el equipo de Lakers alcanzó las finales de la liga más que un 83 por ciento de las franquicias de la liga.
Luego llegan los 70’s dónde retorna la gloria, en el 72, y hubo otra etapa de sequías hasta el 80’, donde comienza la era del Showtime, con Magic y Kareem a la cabeza, toda la historia ya conocida con un equipo inmortalizado por los fans del básquet y otros deportes.
Llegaron los 90’s, dónde post retiro de Magic y hasta la llegada de Shaq y Kobe tuvimos un lapso de 3 o 4 años malos (Repito, malos pero llegando a Playoffs incluso), hasta el three peat del 2000-2002, y el back to back del 2009 y 2010. Pero esto es historia conocida y no quiero desviar el foco de atención.
¿A dónde quiero ir con todo lo anteriormente expuesto? En 67 temporadas disputadas, hasta la seguidilla de 4 años consecutivos sin playoffs que rige desde la 2013-14, los Lakers habían quedado sin disputar esta instancia 5 veces en toda su historia. Si, en 63 años, solamente 5 veces no llegamos siquiera a entrar en las fases por eliminaciones.
Desde hace 4 años, vamos 4 años consecutivos sin siquiera entrar en la contienda de los Playoffs. Pensalo, repensalo. En Lakers, como dijimos anteriormente, se respira grandeza y éxito. Si dijimos que no salir campeones es un fracaso, ¿Cómo describimos un momento único en nuestra historia dónde hubo 4 años consecutivos sin siquiera estar dentro de los 8 primeros del Oeste?. Por eso, y sobre todo hablándoles a los más jóvenes, que se comen el cuento del tío donde se habla de paciencia, proyectos a larguísimo plazo, y conformarse con el crecimiento lento y gradual, les digo que EXIGIR en Lakers no está mal. Al contrario, es una obligación. Y sí, como fans, mucho no podemos hacer más que seguir apoyando ya sea a la distancia o llenando el Staples noche tras noche, pero al menos, desde mi opinión, no podemos contentarnos y darnos por satisfechos viendo “la evolución de los jóvenes” o “el proyecto a un futuro muy largo” o decirnos a nosotros mismos “ya vamos a llegar nuevamente”, porque les aseguro que esta no es la filosofía que se adoptó en esta franquicia jamás, y a los números me remito para justificar dicha afirmación.
Los Lakers, son sinónimo de grandeza, de elite, de campeonatos. Y esto, fanáticos laguneros, es lo que nunca tenemos que olvidar ni perder de foco. Cuando se viste la púrpura y oro, la exigencia está incluida. Y, ya que la gerencia anterior parece haber olvidado esto, y dándole el beneficio de la duda a la actual por llevar poco tiempo al mando, al menos nosotros como fanáticos, no debemos dejar que la llama de la grandeza se apague. Nunca. Exigir en Lakers no está mal. Es nuestra obligación. Y al que te diga lo contrario, es porque simplemente no entiende lo que significa ser un Laker.